miércoles, 18 de abril de 2018

IÑAKI ARBILLA


AUTOR: IÑAKI ARBILLA

TÍTULO: BERDI

ISBN: 978-84942832-1-5

Edición de autor.



Iñaki Arbilla nació en Pamplona-Iruña, España,  en  1976. Es Licenciado en  Comunicación Audiovisual. Trabajó en diferentes medios y empresas (Antena 3, Tele 5, entre ellos).  Publicó varios  Su novela Berdi es un thriller político-social que trata la realidad de la crisis económica en España y el desarme de la banda terrorista ETA.


Berdi, un miembro desencantado de la Organización que sobrevive adiestrando a camaradas en la selva colombiana, es contratado como guardaespaldas por el capo de una red de narcotráfico. Con el tiempo, el Capo le encargará liquidar al asesino de un enlace en Europa. La orden proviene del mismísimo Boss que dirige la Red.  Berdi cruzará entonces el océano hasta su tierra, de la que huyó con idea de no regresar. Mientras se enfrenta a los fantasmas de su virulento pasado, Berdi descubre que ya no está dispuesto a apretar el gatillo cuando se le ordenan sin hacer las preguntas adecuadas: ¿Quién es el Enlace? ¿Qué se cuece ahora en las calles de la Ciudad? ¿Quién es el Capo? ¿Conseguirá el perdón de aquellos a los que defraudó con su opción por las armas? ¿Quién es el Boss? ¿Por qué todo se desmorona?







Modo de contacto con el autor: http://www.inakiarbilla.com

Fragmento de la novela:
¿Por qué ahora? ¿Por qué en este preciso momento de mi azarosa vida siento de pronto la imperiosa necesidad de relatar algo de lo acontecido en ella? ¿Por qué si nunca antes me impelió tal impulso sino más bien su absoluto contrario? Durante veinte años he huido de las huellas indelebles que dejan las palabras, bien sean estas registradas por escrito o grabadas en cualquiera de la multitud de soportes que a tal fin existe hoy en día. Nunca esperé a que saltara un buzón de voz. Un pertinente zumbido invadía mis oídos cada vez que me veía obligado a mantener una conversación con un extraño, aun por superflua y rutinaria que resultara esta. Incluso me ponía en guardia cuando simplemente debía compartir mis recuerdos con terceras personas. A este respecto, hasta hace un minuto siempre me consideré un animal en alerta permanente. Antes de ese lapso de tiempo todo lo que merecía la pena ser recordado lo atesoraba únicamente en mi memoria –nombres, fechas, cifras, direcciones…-, custodiado bajo mil llaves a las que solo yo tenía acceso. Lo contrario resultaba sumamente peligroso. Quizá letal.
¿Y ahora qué?















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