jueves, 12 de abril de 2018

ANTONIO PAVÓN LEAL


AUTOR: ANTONIO PAVÓN LEAL

TÍTULO: EL NIÑO ZANGOLOTINO y nueve relatos más.

ISBN: 978 1507800775

Editor: Createspace Independent Pub (2015).


                      

“Zangolotino” es un término en desuso para designar a un muchachote de comportamiento inapropiado que disfruta estando y jugando con niños, que se resiste a dejar esa etapa primera, quizá por saber o intuir que nunca más experimentará la vida con igual intensidad . Esta es la historia de un mozalbete al que llamaban de esa manera en un tono despectivo. El relato gira en torno a la infancia y su forzoso abandono, que en este caso se convierte en brutal expulsión. Su ejecutor será “el caballito trotón” que infligirá la humillación definitiva por soberbia y por estupidez.

Antonio Pavón Leal nació en Gerena, Sevilla. Casado, padre de tres hijos. Licenciado en Filología Moderna. Otras obras editadas en papel y formato digital: Lucrecia y la rata, Exitus, La colonia Memento, Del color del fuego, In illo tempore, XXII Sonetos.





Contacto:

.   

Fragmento

Iba quedándose cada vez más rezagado. La chiquillería, distanciándose a un ritmo que él era incapaz de mantener, había emprendido una carrera sin ton ni son. Al menos eso le parecía en su sempiterna bobería. No lograba explicarse cómo de estar sentados en corro contando historias y chistes que él celebraba con risotadas y cariñosas palmadas en las espaldas de sus vecinos, habían pasado a esa loca escapada. Ninguna conexión podía establecer entre ambos hechos. Por lo demás, no se trataba de ponerse a pensar para encontrar un nexo a esas manifestaciones, del que seguramente carecían, sino de correr y gritar. A lo primero se aplicaba con ahínco. Si la intención y el más fiero empeño bastasen, habría merecido figurar en cabeza de la desbandada. Pero la realidad era otra. Sus piernas gordezuelas le respondían apenas a pesar de ayudarse con los vehementes movimientos de sus brazos encogidos. Semejaba una locomotora de grandes proporciones a la que hubiesen puesto ruedas y bielas minúsculas de forma que, aun teniendo en cuenta su desmesurado gasto de energía, la máquina avanzaba a paso de tortuga. Rojo como la grana, chorreando sudor, acezante, seguía aleteando impertérrito.

  




No hay comentarios:

Publicar un comentario