martes, 20 de marzo de 2018

FRANCISCO GONZÁLEZ CABAÑAS


AUTOR: FRANCISCO TOMÁS GONZÁLEZ CABAÑAS

TÍTULO: EL ACABÓSE DEMOCRÁTICO.

I.S.B.N.: 978-84-17182-06-9

Editorial  Apéiron. Colección: arte-facto  (2017)



Francisco Tomás González Cabañas es un pensador y escritor argentino,  nacido el  06/11/1980 en la provincia de Corrientes, Argentina. Publicó su  novela “El Macabro Fundamento” en el año 1999 y “El hijo del Pecado” en el  2013. “El acabóse democrático”  es su quinto libro.


El Acabose democrático nutre de nuevas categorías para pensar la política.

Por el Lic. Silvio Maresca
 “El coraje de Francisco Tomás González Cabañas, autor del ensayo “El acabose democrático”.  ¿En qué reside? Se trata de un cuestionamiento de la democracia vigente y quizá de la democracia como tal (por momentos) aunque en definitiva pareciera inclinarse por una democracia redefinida.
Pues bien, el ensayo de Francisco Tomás González Cabañas se sitúa en el punto exacto en que hoy debemos colocarnos: la necesidad de forjar nuevos conceptos, instituciones y procederes que estén a la altura de lo que el siglo actual requiere de la política. Nuevas bases al decir de Alejandro Korn.
La obra es indispensable para comunicadores, para catedráticos, para políticos y no apta para un público que no haya tomado contacto en forma previa con las idas y vueltas a la que se somete a la administración de la cosa pública, en tiempos en donde lo más conveniente o lo más ecónomico es esconderse detrás de una imagen o de un me gusta que nos prive de la posibilidad de entender, de entendernos, de debatirnos, de convencernos, de disuadirnos, de entrecruzarnos, de acabarnos en el jolgorio del pensamiento, para volver a creer en un inicio pletórico de placenteros auspicios, posiblemente democráticos.







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Fragmento:


La democracia es el opio más adecuado y placentero para el hombre moderno que no se quiere hacer cargo de que el mundo se está acabando producto de su desapego por el mismo, y por su absurda como paradojal, posición banal, en donde, lo más lógico es que tal vez, haya llegado a un punto en donde cierto nivel de conocimiento, de información, de capacidad, gradualmente, se tengan que ir desgranando, para que regresemos a una funcionalidad autómata y maquinal, como la réplica serial de los organismos unicelulares de los que tal vez provenimos.

Políticamente, dado que lo está en cuestión o en juego, es sí estamos eligiendo lo que nos sucede, tal como creemos elegir un gobierno o a nuestros representantes, el retrato, de lo que no somos, es decir la promesa, lo imposible de lo democrático, precisamente, funciona en ese no cumplimiento, en esa no realización. No constituimos un gobierno ni del pueblo, ni para el pueblo, sino una entelequia como doble, que sin embargo, es todo eso y más, la festejamos, la simbolizamos en el ejercicio electoral, la convertimos en fetiche. Las elecciones que se llevan a cabo en distintas partes del mundo, son las selfies, las fotos que socializamos, la imagen que nos da gozo de lo que supuestamente somos, a sabiendas de que no lo somos.  Nos ha dejado de importar que nos importe ser, ahora nos alcanza con vernos, más allá de cómo, cuándo, dónde y porque, consiguientemente nos importa nada, quien nos gobierne, como, cuando y porque. Tal vez, este segundo estadio del espejo, de habitar dentro de la interfaz, de habernos convertido en ese doble, nos evite la angustia de la muerte, no por nada tenemos gobernantes que nos dicen amar y trabajar por nuestra felicidad. No se trata de creer, sino de sentir, hemos dejado de desear para obtener el goce, a como dé lugar  y esta es nuestra gran tragedia en sí misma, a la que no podemos escapar desde la condición del doble, del autorretrato, del democrático supuesto.






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